jueves, junio 30, 2005

Sombras

Bajo las briznas de hierba,
Mi alma se cayó y se perdió para siempre,
Tal vez estás durmiendo sobre ella,
Ojalá así fuera,
Sentir tu cuerpo sobre mi alma,
Fue lo que siempre desee,
De hecho, si lo escribo es posible que así sea
Besaré tu cuello,
Y tu vientre,
Me uniré a tu sombra,
Y cuando te levantes y recojas tu cabello desorganizado por la lluvia,
Me iré pegado a tus pies,
Susurrando para que tus pasos,
Siempre tracen el sendero que nos lleve de regreso
A nuestra pradera silenciosa
Donde mi cadáver yace
Bajo tu lápida

miércoles, junio 29, 2005

Desbarrancadero

Todo está de cabeza,
Los perros han aprendido a ladrar
La lluvia dejó de ser alegre
La vida vale más que la muerte
Y yo sigo aquí,
Perdiendo el tiempo,
Mirando mis pies,
Tratando de descubrir el sendero que han trazado a lo largo del valle,
La raíz oculta que me ata
A un mundo al que ya no pertenezco

Tonterías

De vez en cuando es bueno sentarse y esperar.
Acostarse y mirar las estrellas.
Escuchar el sonido de un arroyo o, mejor aún,
Sentir el perfume de una mujer.
De vez en cuando es bueno recordar que estamos vivos y que no somos simples hojas que se mecen al compás del destino.
De vez en cuando es bueno soñar que todavía tenemos alma.

sábado, junio 18, 2005

Desvaríos

Está bien, está bien, empezaré con lo más sencillo, no hay necesidad de adornar tanto la escritura.

Carlos vivía en el silencio de las nubes.

Sujeto, verbo, complemento. Es más fácil de lo que parece.

Carlos era amigo de Alejandra, la dueña del arco iris.

Va bien, toma forma.

Pero cometió el error de enamorarse y sintió celos de la lluvia y el sol.

Bienvenida la realidad.

Carlos quiso apartar a Alejandra de sus supuestos rivales, sin darse cuenta que al hacerlo, le estaba quitando la vida.

Ahora llegó la tristeza, como siempre.

Con el tiempo, Carlos descubrió, en la ausencia de Alejandra, que realmente no la amaba a ella sino a su silencio de colores y decidió cubrir de guacamayas su lecho de nube para reemplazarla.

Por lo visto, la esperanza no tiene cabida en las cosas sencillas, así como la muerte, la vida y el amor.

Carlos murió la tarde en la que el día y la noche fueron uno, y su nube, pequeña y blanca, se convirtió en una ventana a las estrellas.

Noche insensata

Es que no ves que cuando estoy contigo no soy yo el que besa la planta de tus pies sino la sombra que la luna proyecta sobre la sábana llena de los senderos que han trazado nuestros cuerpos en la guerra que llamamos amor y que confundimos con la eternidad cuando lo único cierto es la noche y la distancia que nos separa.

lunes, junio 13, 2005

Desencuentro

-Este bus va en dirección contraria. Ella te está esperando en otro lugar.
-Lo sé...

Así comenzó el gran incendio en la ciudad de la muerte.

-Mira hasta donde suben las llamas. La ciudad se destruye. Acaso no escuchas los gritos. ¿Por qué no quieres ser feliz? ¿Por qué quieres ser como estos espectros solitarios que sólo viven de apariencias?
-La ciudad no se destruye, sólo se muestra tal y como es...
-Sí, pero al rechazar esta última oportunidad... ¿Es qué no entiendes que la soledad es sólo una enfermedad? Tiene cura, por favor, entiende, todavía puedes salvarte.
-Lo sé...
-Pero tienes miedo, cierto, tienes miedo de ser inferior a ella.
-...

El escritor mira los edificios que arden a través de la ventana, las sombras que se retuercen en la noche, que se mezclan y se confunden como el sonido de la hojarasca. Está solo. Levanta la cabeza y ve los cráneos vacíos de los demás pasajeros. El viento les ha quemado la piel. Sin máscaras, los habitantes del valle son todos iguales, pero el escritor se niega a aceptarlo.

-Mírame bien, soy tu alma. Bien sabes que los ángeles guardianes no existen, sólo estamos tú y yo, hasta el final, hasta el vacío. Tienes la oportunidad de ser feliz, no la desprecies, puedes perderme también a mí.
-Lo sé...
-¡Loco insensato, acaso quieres morir! Si te olvidan jamás volveré a renacer. Haz con tu vida lo que quieras, pero al menos dáme una oportunidad. Yo no he hecho nada, no merezco morir contigo, por favor, entiéndeme.
-Haz lo que quieras. Puedes seguir viviendo como un fantasma. No me importa. Véte, lárgate, déjame en paz. Tú mismo lo has dicho, la soledad es una enfermedad, me consume lentamente, no puedo escapar de ella, y a estas alturas, ya no siento deseos de hacerlo. Voy hacia la muerte y lo sé. Ella nunca me perdonará, a lo mejor se sienta burlada, y lo comprendo. Soy un cobarde y estoy siendo cruel con la única mujer que podía salvarme. Tal vez su rostro también haya perdido los ojos y la sonrisa que creí ver en ella, no lo sé...

Sin sorpresa, el escritor vio como sus manos, su pecho y sus piernas se iban haciendo trasparentes. Dejó de escuchar los gritos y risas fingidas, las voces vacías de una ciudad que jamás le había pertenecido. El escritor volvió a unirse con su alma, mientras su cuerpo se desvanecía lentamente.

-Un puesto vacío...

Su silla fue ocupada por otro pasajero. Así era su soledad trasparente. El escritor y su alma eran expertos en desaparecer.

miércoles, junio 08, 2005

Azar 4

Sentado junto a la vega del río, el hombre descubre en el silencio de sus aguas tranquilas, el reflejo de una mujer que le sonríe desde el fondo mismo de sus pensamientos.

lunes, junio 06, 2005

Sólo tú

En realidad, no sé ni por qué escribo. No tengo nada que decir que ya no sepas. Ya no hay más palabras que agregar a nuestro diccionario. Todo está dicho. El poema está terminado.
Ya sabes lo qué significan las noches, las ciudades subterráneas, los fantasmas.
También comprendes lo que espero de la eternidad, del amor, de los recuerdos.
Sabes que me gusta mirar las aves que se queman en el horizonte, cuando los dos caminamos abrazados a través de las calles vacías.
Me tienes atrapado en tus ojos, en tu aliento.
Has robado mi alma. Te has quedado con mi sombra.
Aprendiste que la luna nueva es la más hermosa de todas, la que más se parece a nosotros, pequeños seres invisibles y nocturnos.
Lo sabes todo de mí, te anticipas a cada uno de mis pensamientos.
Sólo tu has podido ver mis ojos en la soledad de un beso.

Azar 3

Todo nuestro mundo es sólo una fantasía,

Nuestro pasado,

Nuestro presente,

Nuestro futuro,

Es sólo una creencia,

Una ilusión.

Nuestra mente nos engaña,

Desfigura nuestra vida,

Roba nuestra alma.

Frente a tu ventana,

Tan irreal como todas las cosas que han pasado por mi cabeza,

Me pregunto si nuestro amor es verdadero,

O si es sólo una fantasmagoría,

Tan bella, pero a la vez tan cruel

Como el velo lunar

S.M.

Ojos negros

Por favor no me mires así, estoy cansado, ¿es qué no ves? Ya no puedo continuar con esta farsa. Amor, cuán vacía se siente esa palabra en mis labios. No me mires así, es la verdad, tarde o temprano tenías que saberla, nadie puede vivir para siempre en una mentira. ¡Ya basta!, no me mires más. Estoy cansado de tus ojos negros. Nunca sé si están tristes, no comprendo su lenguaje. No me mires, por favor, no me tortures más. Esos ojos no parecen tuyos, no te pertenecen, son los ojos de un demonio sediento de amor.
¡NO MÁS! Prefiero la muerte antes que seguir naufragando en el negro océano de tus ojos. Siempre haces lo mismo, soy tu esclavo, no me puedo escapar de ti y de tu mirada.

Y el hombre volvió a la noche, al silencio oscuro de unos ojos que nunca lloran.

Encarcelado

Antes de empezar, me gustaría decir que no soy escritor, sólo soy un desocupado que se dedica a escribir líneas sin sentido. Cada palabra, cada párrafo, cada idea, no es original, no es mía. De hecho, no sé de dónde provienen todos mis pensamientos, si he de ser sincero, todo lo que escribo es por simple inercia.

No te engañes, no me estoy disculpando, no tengo motivos para hacerlo, lo único que quiero decir es que en alguno de los cuentos que escribí, algo pasó, algo se salió de control.

Quise escribir una autobiografía, hablar sobre mis fracasos y mis triunfos. Recreé mi vida en algunas cuantas palabras, me convertí en un personaje de una de mis historias, bueno, historias que no son mías, aunque sea yo el que las escriba.

Lo importante, en todo caso, es que quedé encerrado en esa maraña de metáforas y cursilerías sin sentido con las que quise adornar mi vida. Así es, querido lector, yo ya no existo, mi cuerpo se ha desvanecido, ahora sólo vivo en las historias que escribí en las noches cargadas de soledad.

¿No me crees? Por favor no seas injusto, de que forma podría probarte esta locura. Ni yo mismo lo entiendo. Lo único que sé es que te necesito para seguir con vida. Si nadie lee la basura que alcancé a escribir antes de desaparecer, entonces habré muerto para siempre. Cuando lees, me estás devolviendo la vida, de cierta forma, estás volviendo a escribirla.

No te vayas, comprendo que es una locura, a lo mejor estás pensando: Vaya tontería, a quién se le puede ocurrir semejante cosa, además, cómo haces para escribir este mensaje, si se supone que ya no existes. Pues, la verdad es que este mensaje no es mío tampoco. ¿Es que no entiendes que sólo existo en tu imaginación? Yo soy tú y tú eres yo, tú eres mi parte real y te estoy pidiendo que no me dejes morir, porque tú tampoco quieres morir y perderte en el olvido.

jueves, junio 02, 2005

Paradoja

Al mirarse en el espejo, lo único que conseguía era ver el reflejo de su espalda.
Carlos lo intentó una y otra vez, pero nunca volvió a ver su rostro.
Con el tiempo, olvidó cómo eran sus ojos, su boca, su nariz, su pecho, sus brazos, hasta llegar al punto en que por más que tocaba su rostro, sólo sentía su larga cabellera negra que no dejaba de crecer.
Mientras Carlos dejaba de hablar, de ver, de oír, otro Carlos nacía en una ciudad diferente, con los mismos ojos, la misma nariz, la misma boca del otro, aquel que moría, aquel a quien el destino le había dado la espalda.

Palabras

No tiene sentido plagiar, si después de todo, cada una de las palabras que utilizamos para cristalizar nuestros anhelos es una prostituta que ha pasado por la mente de todos.

Dolor

Escribo por el placer de comprobar que, al menos en esto, no soy tan bueno como quisiera.
El hombre siempre tiende al masoquismo.

¡Basura!

Y las letras comenzaron a desaparecer.

Huérfano

No tengo madera de escritor,
ni tampoco deseos de tenerla,
lo único que quiero, es que mis palabras
pesen sobre tu mente como pesan las montañas en el cielo,
con la misma fuerza y dolor que dejaste en mis labios y brazos huérfanos,
huérfanos de ti.

Diana y la ventana 2

De hecho, las huellas que ves sobre la arena no son mías, porque si te fijas bien, yo ni siquiera tengo cuerpo, soy sólo un fantasma que vive en tu mente.
¿Qué dices? ¿Me amabas? Lo siento mujer, pero al amarme a mí, en realidad, estabas amándote a ti misma.