lunes, octubre 31, 2005

Azar 9

El hombre que va por el sendero, vestido de azul y con la cabeza cubierta de hojas, es sólo una ilusión. La mujer sentada al lado del arroyo está soñando y ha convertido el cielo y la hojarasca del bosque en un hombre apuesto, galante y de vocabulario refinado. Lo que la joven no sabe es que su caballero también tiene pecados. Uno de ellos, quizás el más importante, es que, a pesar de ser un sueño, sigue siendo un hombre solo que vaga por los bosques en busca de mujeres. La joven quiere olvidar que el hombre de azul es más real que los hombres que la cortejan, mientras ella sigue soñando despierta en el arroyo.

Sólo hoy

Estoy loco.
Sólo hoy.
Hasta que caigan todas las hojas.

Ábreme.
Mírame.
Sólo hoy.
Cerraré mis alas en tu boca.

No voy a caminar.
Dejaré que me encuentres.
Sólo hoy.
Para que tus pies alcancen mi sombra.

Querida mujer,
sólo hoy,
voy a renovar esta promesa:

“Te amaré hasta que el sol y la luna nos regalen una noche más”.

jueves, octubre 20, 2005

Ojos vacíos

Hay tanto vacío alrededor de mí,
Alrededor y debajo,
Debajo y encima,
Encima y adentro,
Adentro,
Una vez más,
No he vuelto a llorar
cuando miro las olas.

Otrabanda

Esta noche,
cuando salga el sol,
voy a amarte en otrabanda.

Dejaré que tu pecho
respire al compás del viento.

Haré que te recuestes en mí,
que unas tus ojos a los míos.

Por favor, déjame sentir tu piel,
siempre trémula.

Esta noche, vamos a caminar
como si fuéramos uno,
siendo cuatro.

Quiero amarte

Te invito a caminar
descalza
bajo los sauces.

Rompecabezas

Un lago
Una ciudad
Una calle
Una casa
Una ventana
Una mujer
Dos vestidos
Una luna de plata
Un espejo de soles
Un hombre
Un gato azul

La mujer
Los vestidos
La ventana
Una puerta
El hombre
La casa
La calle
La ciudad
El lago
Dos cuerpos
La luna de plata
El espejo de soles
La ventana
Tu, querida mujer, frente a la puerta
Y mi gato que sigue jugando a los rompecabezas en el balcón.

martes, octubre 18, 2005

Azar 8

Antes de comenzar me gustaría mucho recordar tu cuerpo caliente si es que lo estaba bajo mis pies. Estoy loco aburrido feliz en tu ventana balcón puerta desgarrada que se niega a cerrarse frente a mis ojos y mi mente siempre anhelantes. Vago perdido pero no solo en el mar de orquídeas que hice para ti aquella noche cruel en que tus piernas se callaron para siempre. Extraño tus ataques de curiosidad melancolía que me hacían sentir como las aves que migran a cielos y selvas vírgenes cálidas y frías. Sé que esto que lees no tiene sentido. Perdóname, lo que pasa, querida mujer, es que esta noche te amo sin esperanza.

lunes, octubre 03, 2005

Amanecer

Acaba de entrar. Se sienta sobre la cama con la espalda apoyada en la pared. Desde niño le ha gustado sentir el frío de los muros en su piel. Está ausente. Sin su respiración, este cuarto estaría vacío. ¿En qué piensas joven soñador? ¿Qué noticias nos trae el tiempo?

Hoy hubo eclipse en algún lugar del mundo. Precisamente hoy. Quizás hoy también haya nacido un alma muda bajo la oscuridad compartida del sol y la luna. Un alma como la mía. Desearía vivir en el tiempo en que los astros definían el destino de los hombres. Todo sería más fácil. Todo tendría sentido.

Tiene los ojos abiertos y las manos apoyadas en sus piernas. Su silencio de perro mudo hace que su cuerpo, joven y a la vez viejo, se parezca a las piedras del río. Está puesto ahí, sin mover ni alterar nada, como quien espera del otro lado del espejo. ¿Qué estas esperando? ¿Acaso te está derrotando el tiempo?

Miles de noches han caído sobre mi cabeza. La rasgaron, poco a poco. Las estrellas ya no me producen la misma fascinación de antes. Ya no tengo tiempo de verlas. No con los mismos ojos. Sueño con un valle cubierto de orquídeas azules que se mueven como las olas al compás del viento. Pero en realidad lo único que quiero es que mi piel vuelva a estar viva. He tenido suficiente de la soledad. Quiero salir a buscar el viento. Voy a abrir mis alas, de nuevo.

Está empezando a llover. Ambos conocemos ese sonido, incluso desde antes de nacer. La soledad se rompe. Casi pueden oírse sus crujidos mientras el soñador abre la ventana. El mundo, piensa él, está cubierto de lágrimas, justo como lo vieron mis ojos por primera vez. Este cuarto es demasiado pequeño. El umbral devuelve el sonido de otras voces. Él se levanta y deja la ventana abierta. Algunas cuantas gotas de lluvia humedecen las sábanas.

Creo que se acabó el tiempo de esperar. Me voy a buscar nuevos soles y lunas. Quiero ver lo que mi alma no ha podido, antes de que me despierte el día. Ahí te dejo, soledad azul.