sábado, diciembre 31, 2005

Fin de año

Este año, aprendí a amar el silencio,
también a sentir la música en mi piel.
Descubrí sonrisas inesperadas,
y también la poesía que esconden las hojas que caen.

Este año, desterré la soledad,
hospedé esperanzas rotas,
y varios amores
que llenaron de primavera mis árboles marchitos.

Este año,
aprendí que no soy un ángel,
ni tampoco un escritor,
muchos menos un periodista,
sólo soy un niño soñador.

Sé que esto que escribo no es poético,
no tiene ritmo ni vida propia,
sé que no es elegante,
ni mucho menos correcto en términos "formales",
pero es mi despedida para un año que me dejó
una sonrisa a la medianoche.

jueves, diciembre 29, 2005

Azar 12

Cómo debo llamar tu espacio vacío para poder, algún día, cubrirlo de recuerdos, si es que ya no lo he hecho lo suficiente. Sé que no estás y tal vez nunca regreses. Ya no me lees, tampoco me buscas. El tiempo no te alcanza para decirme "Hola", ni tampoco "Adiós". Quizás te confundí. No lo sé. Quería que me leyeras entre líneas, pero al parecer mi mensaje se extravió, se convirtió en una metáfora rota, como ésta. Cómo debo llamar tu espacio vacío, para no ponerle tu nombre cuando me llegue la hora de mirar hacia atrás, sin nostalgia.

domingo, diciembre 25, 2005

Azar 11

Rompí la luna. Yo sólo quería que iluminara tu ventana, pero no tuve cuidado y la dejé caer. Con tu forma de dormir, supongo que no te habrás dado cuenta de nada.
Perdóname, yo sé que era el símbolo de nuestro amor, pero te prometo que haré todo lo posible por encontrarle un sustituto. Será difícil pero tengo que hacerlo, no sólo por ti, sino también por los demás, sobre todo, por los marineros. Imagínate, el océano debe estar inconsolable.
Para cuando leas esta nota, yo estaré en mi habitación pensando en la forma de reparar el daño, si es que hay alguna. Si quieres, pasa a buscarme, porque a lo mejor cuando vuelva a caer la noche tengamos que escapar juntos. El único poeta de este pueblo soy yo y, por descarte, todos se van a dar cuenta de que también soy el responsable de esta catástrofe.
Te voy a estar esperando, si es que de verdad el amor puede vivir sin que haya una luna que lo inspire desde el cielo.

Memoria de un fanfarrón

Hola, ¿cómo estás? Supongo que bien porque sonríes. Pasaba por aquí y no pude evitar fijarme en tu rostro. Quise pasar de largo, pero pensé: "Qué más da, ni siquiera la conozco, tampoco me va a importar perderla. De vez en cuando hay que echarle una mano al destino". ¿No me crees? Bueno, sé que soy un desconocido pero eso se puede arreglar, si tú quieres. Además, a simple vista, tenemos muchas cosas en común. El libro que llevas bajo el brazo también es uno de mis favoritos. "Ficciones" de Borges, qué gran novela es ésa. ¿Por qué te ríes? De verdad me gusta mucho. Aunque si te quieres reír de mí, no hay problema, también te ves bonita cuando lo haces. ¿Puedo sentarme a tu lado para mirarte y escuchar tu respiración? Me gusta hacer eso cuando necesito saber si lo que veo es real o es sólo un sueño. Porque señorita, déjeme decirle que con sus labios rojos y sus ojos color miel, su cabello negro y su piel, ah su piel, blanca y tersa como la leche, se parece usted a la rosa de arena de los caballeros cruzados. Tan hermosa, pero tan escurridiza. No tiene por qué sonrojarse. Me imagino que ya estará acostumbrada a esa clase de elogios. ¿Me dejaría sentir su piel? No se enoje. No quise ofenderla. Es sólo que mi corazón me hace decir cosas que no debería. Cuando la veo comprendo por qué inventaron esa figura "imposible" del amor a primera vista. No se vaya, por favor, ¿no le importa dejar un corazón roto? Quiero advertirle que si se va sin regalarme, por lo menos, su número telefónico, me condenará a morir solo, en un mundo que cada día parece más ajeno para los románticos. ¿Le gustaría eso señorita? Yo sólo soy un payaso del destino, un juguete del viento. Te amo sin conocerte, porque sufro de fiebre y de soledad. Está bien, está bien, no insistiré más. Dígame su nombre, sólo su nombre, para poder evocarla en las noches frías de los bares y librerías a los que están condenados los escritores, los poetas y los bohemios. ¿Es que no ve que soy distinto a los demás hombres? Yo puedo darle un amor más puro, más bello y memorable. ¿No le interesa? Ya nos volveremos a encontrar y ojalá que yo siga vivo para ese entonces.

Por fin, la joven logró soltar su brazo de las manos de aquel hombre. Se fue casi corriendo y se subió al primer bus que pasó. Desde la ventana vio cómo el "poeta" lloraba con lágrimas grandes y oscuras que caían sobre los pliegues del pantalón.
Poco después, el hombre sacó su pañuelo, se secó los ojos y las mejillas, tomó "prestadas" unas cuantas flores azules de la jardinera y regresó a su pose de hombre distinguido y culto. "Hola, ¿cómo estás?" Al parecer, lo único que él busca es pasar la noche por fuera de su cuarto oscuro de hospital.

Vuelven los fantasmas

Estoy solo, de nuevo, y no me sorprende, pero tampoco me asusta. Presiento que se acabó el tiempo de las fiebres repentinas. Voy a ser honesto. Ya no saldré como un tonto a buscar el amor debajo de las piedras. Dejaré que la lluvia siga cayendo. No voy a volver a llorar ni a revivir viejos "complejos".

El tiempo nunca se detiene. El cielo cambia todos los días. No vale la pena detenerse en la ventana a llorar sobre las alas caídas de las mariposas. Estoy solo, porque así debe ser. Porque todavía no estoy listo para dejar de estarlo. Porque ella no está lista para dejarse encontrar de forma "casual" en una calle cualquiera.

Vuelven los fantasmas, uno por uno, para recordarme todos los sueños y esperanzas que jamás pude realizar. Dejan oír sus pasos sobre mi almohada y se ríen de mí. Me amarran y me ponen en un barco que viaja contra la corriente. Pero ya no más. Esta noche encontrarán la puerta cerrada. Los veré a través del "ojo mágico" mientras se golpean intentando entrar. "Lo siento", les diré, "estoy solo pero ya no tengo miedo de quedarme así".

Esta noche vuelven los fantasmas pero prometo que encontraré la forma de "disecarlos", para observarlos cuando yo quiera y no cuando ellos piensen que estoy triste.

Estoy solo pero no he perdido la esperanza. En el puerto, la brisa todavía trae el sonido de barcos que me esperan en "altamar", quizás vacíos, quizás no.

sábado, diciembre 24, 2005

Pero amor, esa palabra

Me gusta sentirte ahí, al otro lado de la línea. Escuchándome, simplemente. Me gusta sentir tu respiración, siempre agitada, mientras voy tejiendo castillos en el aire. Me gusta hablar contigo sin hablar. Escuchar y despedazar tu voz, extenderla o acortarla según mi estado de ánimo.

Somos tan distintos y tengo miedo. No puedo definir lo que siento por ti. Estoy loco y busco entender mi "enfermedad" a través de los síntomas. Ya sabes que soy un tonto empedernido, un niño que lee su "diagnóstico" en las canciones y poemas que le gustan.

¿Será que yo? No. No me puede estar pasando a mí. No tenemos nada en común. Pero tu voz. Tu voz dulce y suave que me hace pensar más allá de las paredes de mi habitación azul, que coge mi corazón y lo sacude, no con violencia, sino con ternura…

No. No puede ser. Temo que esta emoción que desbordan mis ojos sea…

Sin embargo, no puedo negarlo. Si este "sentimiento" que invade mi corazón es lo que creo que es, estoy contento de haberlo conocido contigo.

Somos tan distintos. Pero en el fondo tan locos y “raros”. Yo te a… No, es pronto para eso. Prefiero decirlo en tus brazos como si fuera un conjuro para empezar a jugar a la eternidad contigo, mientras la gente sigue caminando indiferente a la felicidad que le estamos robando al cielo.

viernes, diciembre 23, 2005

Siempre

Siempre hablo de ella y de los perros mudos,
siempre de los valles y de los sueños rotos,
siempre hablo de mí mismo,
aunque nunca lo hago.

Siempre hablo del amor y la locura,
siempre de la muerte y el desengaño,
siempre uso las mismas palabras,
pero nunca lo notas.

Quizás se me agotó el alma y la imaginación,
me abandonó la inspiración,
la locura ordenada que me permitía escribir y sorprender al mismo tiempo.

¿Será que ya no soy tan niño como pretendo?

Hoy me sentaré otra vez al lado de la ventana, la misma que creé para ti hace unos cuantos meses, en la misma ciudad, bajo los mismos astros que me ayudaste a soñar.
Así, quizás comprenda que "Siempre" es una promesa que me queda grande y que utilizo con calzador cuando juego a ser "dios" y silencio, viento y hojas.
Tal vez, "Siempre" es sólo mi cuerpo que se seca en el ropero.

Azar 10

Soy yo, siempre yo, aunque también sea él, y nunca él.

Si quieres te vendo indulgencias,
si lo necesitas te ofrezco perdón.

Vivo siempre entre el pesar y el orgullo,
casi nunca entre la certeza y la duda.

Soy yo, un loco en la calesita,
pero también soy él,
un filósofo y sacerdote
de la noche y sus deseos.

No lo puedo ocultar más,
soy la cordura con antifaz.

Ella

Estuvo aquí. No sé hace cuánto, pero insisto en creer que así fue. Vino y leyó mis pasos, como antes. Ésa es la única esperanza que me queda. La única y la más incierta.

Todo lo que sé de Ella son sólo suposiciones y sueños míos:

Ella es una flor delicada y tierna. Una soñadora de alto vuelo. Es fácil hacerle daño, aunque dudo mucho que haya alguien que lo haga de forma voluntaria, después de haber descubierto la fuerza alquímica de sus argumentos.
Ella es sensible e insegura, pero también muy “orgullosa”. A lo mejor, todavía se siente extranjera en una tierra de amores desgastados y “perros mudos”.
A menudo, aunque no quisiera, la imagino llorando sobre sus esperanzas rotas.
No sé mucho sobre su pasado, pero presiento que nunca ha encontrado alguien que pueda corresponder al ímpetu arrebatador de sus sueños, así como el mar le corresponde a la luna.

Ella es mi mujer de niebla, mi lectora, mi sueño de puertos y orquídeas, de ventanas y de lluvia. Ella y yo vivimos en lados diferentes del cristal, soñando el mismo cielo. La amo sin amarla. La busco porque sé que no puedo tenerla, porque sé que ella merece una felicidad que no puedo darle.

Ella, simplemente, es mi "valle" y también su recuerdo.

jueves, diciembre 22, 2005

Tomoa

Nadie sabe cuándo nació, ni cómo, ni por qué. Apareció mientras sus padres dormían en una tarde de eclipse total de sol.

"Me salió soñador y silencioso", era lo único que decía su madre sobre él cuando alguien le preguntaba.

A menudo se le podía ver en la orilla del río buscando las huellas de otras almas mudas como la suya, sin embargo, siempre regresaba a casa con el rabo entre las piernas.
Sus ojos solían preguntarle al viento si Ella en realidad existía, si algún día podría encontrarla por casualidad sentada en algún parque, deshojando mariposas.

"Mientras vivas en silencio, nunca encontrarás el amor", le decía su padre todos los días, mientras le acariciaba la frente como si fuera un niño; pero no lo era.

Ebrio de soledad, se fue de su casa y se internó en lo más profundo del valle, allí, donde las orquídeas cantan y danzan para la luna llena.

De vez en cuando, llegaban a su nariz nuevos perfumes, nuevas esperanzas que se grababan en su piel y le daban el aspecto de un velo, cubierto de parches y hoyos multicolor.

Para qué negarlo, él era un loco enamorado de la noche, vagabundo en busca de niebla, huérfano y prófugo por voluntad propia.

A Tomoa, el perro mudo y gris, siempre le ha gustado mirar cómo cae la lluvia.

martes, diciembre 13, 2005

Energía

Desperté enredado en los cables del alumbrado público.
No recuerdo cómo llegué hasta aquí, quizás el viento me arrastró cuando iba a visitarla. Siempre supe que pasaban cosas raras en la zona industrial, pero nunca nada como esto.
Sé, porque me lo han dicho los empleados de la empresa de energía, que tengo incrustados los cables en las piernas y las manos; que parezco una marioneta, una marioneta que piensa y habla por sí sola.
Cuando mi papá vino con Ella a despedirse, me contó que el alcalde no quiso dar la autorización para cortar la luz y facilitar las labores de rescate, porque según él, eso va en contra del correcto funcionamiento de las fábricas y de la vida misma. Lo natural era que yo hubiera muerto con la descarga de electricidad, pero no, en lugar de eso, me enredé en unos cables que no tenían por qué alargarse y perder la tensión como si fueran simples cuerdas. La energía ahora fluye a través de mi cuerpo, como si yo fuera una extensión más de la red eléctrica.
Desde que dejé de llamar la atención de los habitantes de la ciudad y de las regiones cercanas, sólo “vivo” esperando el día en que por fin pueda cerrar los ojos y devolverle al mundo su lógica exacta y “natural”.

lunes, diciembre 12, 2005

Ocaso

El siguiente texto fue escrito a dos manos. Camilo, muchas gracias.

Era la luna bajo la torre
Y no la torre sobre ella

Era la tarde cuando la luna se hizo mujer,
Tocó a mi puerta y escribió mi epitafio con su boca.

Y después llegó el amanecer con rayos verdes y rojos,
Y se instaló en el fondo azul de tus pupilas,
Aquellas que quedaron olvidadas en el tejado.

Siempre he querido disparar nubes y hacer sangrar la tarde
hasta que se haga de noche en mis ojos.

Volver

No sé cuántos días han pasado desde la última vez que hablé contigo. Nunca he visto tu sonrisa. Tampoco tus lágrimas. Ni siquiera conozco el perfume que se desprende de tus labios. No sé si tienes la piel fría o si tu voz es dulce y sincera. No me has dicho nada sobre tu familia. Jamás me has hablado sobre tus amigos... Querida mujer, no sé nada sobre ti y, sin embargo, lo único que quiero es volver a tu regazo, recostar mi cabeza sobre tu vientre caliente y soñar, como lo hice cuando vi tu alma por vez primera.