domingo, abril 23, 2006

Un día de abril 1

No quisiera terminar este mes de la misma forma en que lo hice el año pasado: bajo la mesa de uno de los bares que hay al lado de la universidad. Prefiero despedir abril en lo alto de uno de los cerros que hay en este valle, mirando las lucecitas que cuelgan de las montañas en compañía de ella. Si tan sólo pudiera invitarla... La última vez que hablé con ella, me trató de egoísta y mentiroso. "Pues sí, todo escritor es mentiroso, no tiene nada de malo", le dije. "El problema es que tampoco eres escritor", me dijo. Debo admitirlo, ése fue un golpe bajo, sobre todo viniendo de ella. "No quiero que me envíes más cartas, ni que me pongas en el rol de musa. ¡Por Dios Martín! Es como si quisieras verme en un museo". Qué puedo decir, en cierta forma, ella tiene razón. Siempre la tiene. Por eso, creo amarla. Ay Ana, si supieras que mi corazón no sólo está hecho de hojas de cuaderno y lápices robados. Algo tengo que hacer para tenerte a mi lado antes de que se acabe el mes. Algo que aún no sé...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ella se equivoca asestándote un golpe bajo y fallido.

Besos orgiásticos.

LOSING WORDS dijo...

Pues haber... amar y sufrir, nuestro estado sublime para la inspiración, desafortunadamente no todos lo comprenden... gracias por visitar mi blog... tambien me gusta tu forma de escribir...

Amapola dijo...

martin mil gracias por vuestras palabras... no sabes cuan alagada me siento tras vuestra visita... hey sera todo un lujo el volver a verte por ahi en mi morada , ya sabes si ves la luz prendida y el aroma de un cafe con rasgos de mujer te seduce a volver a leer... vamos estas invitado cordialmente...
caballero no hagas que todos los dias sean un primero de abril, has que los dias sean mas bien como usted lo decida o mas bien como lo desees.
un fuerte abrazo con mil cariños desde mi pluma que traspasa la cordillera vestida de blanco por estos dias...

salu2's cordiales desde Chile.


Amapola
@--{---

N dijo...

Ser la musa de tan elaborado poeta debería ser causa suficiente y necesaria para ella. Aunque no es raro que las musas suelan preferir no saber nada de los textos que las invocan, les hace creer que son juguetes en manos del poeta... Prueba con un ramo de rosas. (¿Negras?)

Un saludo :)