domingo, mayo 28, 2006

Saber qué soy

Lo absurdo
Lo infinito
Lo etéreo
Lo que reposa más allá de esas nubes ambarinas
Lejos de mí,
Demasiado lejos de mí,
De mis manos,
De mi piel,
Es eso lo que yo busco,
Lo que quiero poseer
sin importar el costo,
El tiempo o la distancia.

Hay hombres que nacen para que el mundo pueda seguir girando,
Otros, para ser inmortales,
Presiento que vine a este mundo para que los demás no olviden que también se puede estar con los ojos cerrados, cazando mariposas, como si fueran cenizas verdes.

Si me preguntan quién soy diré que soy un sueño que no se acaba, que se alimenta y tiene voz, la tuya, la voz que hay en ti cuando muere un guayacán.

sábado, mayo 27, 2006

Enciende la luz

Han pasado varios días desde la última vez que escribí. Como bien dijo Martín, caí en un agujero de conejo, pero a diferencia de Alicia, lo único que encontré fue mi imagen repetida en miles de espejos. Para saber quién soy, fue necesario que olvidara quién era.

Mi nombre es William Montoya, mi alma se llama Tomoa, mi casa es un valle que siempre tiene orquídeas florecidas, el viento donde escribo tiene el sabor salado de las lágrimas y del mar.

Por lo general, soy una persona callada, un joven “extraño” que se sienta todos los días frente a la ventana para ver pasar el mundo. Me gusta la lluvia, sobre todo, al amanecer. Cuando voy solo por ahí, recojo algunas hojas y me las guardo en el bolsillo; algunas de ellas las dejo debajo de mi almohada, las otras, las voy soltando en el camino para que alguien, si quiere, pueda hallarme sin que me dé cuenta.

No me gusta mi voz, ni tampoco las cosas que pienso, digo o escribo. Mi alma es mucho más que “eso” y es apenas lógico, el océano no cabe en un vaso de agua, el firmamento no cabe en el lente del telescopio.

Hoy, sábado 27 de mayo, mi alma despertó inquieta. Hace un año conocí a mi "mujer de niebla", a Sandra, aquella mujer que me complementa en todo y que, sin embargo, jamás podré tener. El amor que hay entre ella y yo, no tiene nada que ver con el hecho de poseer, es algo distinto, como dijo mi amiga Kakau, "es un fuego que arde sin doler".

A "ella" le debo el azul que hay en las paredes de mi habitación, el amor que reposa en mi nochero, el sonido de las olas, la torre y el espejo. Para saber quién soy, tuve que olvidar quién era, sin embargo, gracias a Sandra, sé que mi alma o lo que quiera que haya debajo o encima de mi piel, es un niño que mira al otro lado del espejo y que le encanta que enciendan la luz.

viernes, mayo 19, 2006

Ira

La verdad, jamás me había sentido así. Hemos tenido la visita de un ladrón. No sé quién es, tal vez jamás lo sepa. Lo cierto es que he visto las palabras de Martín, las de Juan Pablo y las de William en un lugar al que no pertenecen y maquilladas con labial barato.
Quizás deberíamos sentirnos halagados, como dicen por ahí: "Plagiar es una señal de respeto", sin embargo, querido ladrón no es justo que ilumines corazones con "letras" que no son tuyas. La poesía y la prosa son de quien las necesita, sin embargo, es bueno que se sepa quién es el alma detrás de ellas.
Sé que leerás esto, lo sé, vendrás a buscar "material" para tu pequeño sitio, por eso, te pido el favor de que si vas a seguir tomando "prestado" todo lo que aquí escribimos, por lo menos, pídenos permiso, dános la posibilidad de decidir.

Sin ser

Soy el más ausente de todos. No puedo concentrarme. La voluntad me falla. Una hoja, un lápiz, las palabras vienen solas.

"Era la soledad dando giros,
El viento, la luz del día.
Era una mujer que nunca espera,
un hombre que ya no busca,
un silencio que no ensordece.
Era la primavera en el trópico,
la arena en el vaso.

Era el horizonte dándome la espalda,

Eras tú,
borrando corazones".

Cómo puedo ser escritor, si nada de lo que digo es mío. Si me miro al espejo y veo tu mirada en la mía, como si yo fuera sólo un eco de tu ser.

miércoles, mayo 17, 2006

Frío

De vez en cuando es bueno irse por ahí, buscando cualquier cosa, una hoja amarilla, una piedra con lunares azules, una casa vacía pero no silenciosa. Ana me dejó el mes pasado. No quiso escucharme. No quise escucharla. Lo que había entre nosotros era simplemente que yo había roto el espejo mientras ella recogía los pedazos. Jamás la pude traer a mi lado... Todos somos barcos a la deriva, nos rozamos, algunas veces, pero nunca llegamos juntos a la misma costa.
Decirte "te amo", fue tan fácil. Olvidar que lo dije, me está matando.
¿Por qué el agua fría es triste?
Cae la lluvia y no tengo paraguas ni tampoco reloj.

Homenaje a Pessoa (segunda parte)

El hombre está acostado sobre la mesa con la cabeza apoyada entre las manos. Duerme, pero no sueña. Eso es evidente por la forma en que se levanta y se vuelve a acomodar, consciente en todo momento de la mesa y de sí mismo; no como las personas que despiertan en mitad de un sueño, extraviadas entre dos mundos.

Apiladas sobre una silla hay algunas cartas listas para ser enviadas o leídas. Están ahí, puestas una sobre otra, aisladas de todo lo demás, como una rosa roja en una fotografía a blanco y negro. Quisiera saber a quién están dirigidas, por qué razón no están desperdigadas por toda la habitación.

martes, mayo 16, 2006

El regreso

Bueno, han pasado varios días desde la última vez que publiqué. Nuestro grupo se fue de viaje... Este mes es quizás el más importante para el blog. Pido disculpas por nuestra ausencia.

martes, mayo 02, 2006

Día de abril 2

Bueno, qué puedo decir, abril se acabó y no me di cuenta. Es como si me hubieran golpeado en la cabeza. Tuve sueños extraños durante varios días, sueños que no se iban cuando abría los ojos. De cualquier manera, el mundo no desaparece cuando los cierras.
Intenté hablar con Ella, pero todo fue inútil. Está muy ocupada. No tiene tiempo para mí. Siempre hay una palabra en sus labios para decirme "no", sin hacerlo. "Eres muy complicado". ¿Lo soy?
La "primera" vez que la conocí le contaba historias que se me ocurrían mientras ella estaba en clase y yo la esperaba en el corredor. Eran muy sencillas, sin embargo, siempre veía algo más en ellas, algo que yo ni siquiera había previsto.

"Hoy vi pasar un caballo frente a mi casa. Tenía el estómago inflamado y caminaba despacio. No era como esos animales que ves correr en la televisión, los que van por las llanuras mientras el viento hace ondear su crin. Éste tenía hambre. Cuando te dije lo que había visto, no me creíste. No hay caballos en las ciudades. Pero yo vi uno. Te lo juro. Lo vi. Caminaba entre los autos, lentamente, como lo hacen los que saben exactamente cuál es su destino”.

Ese tipo de cosas le fascinaban. Yo era un filósofo, un poeta, un escritor, un soñador, un romántico; era un ángel que quiso abandonar el cielo para estar con ella. Pero ahora, sólo soy un hombre “complicado”.
Está bien lo admito, sí me di cuenta de que el mes se había terminado. Tuve que ir solo a despedirlo. Subí a lo alto del cerro. Me acerqué al mirador. Busqué su barrio. Imaginé su casa. Y empecé a leer las cartas que le había escrito, una por una. Seré sincero. No tuve el valor de romperlas. En lugar de eso, pensé en sellarlas en lo más profundo de mi ser, allí, entre mi vientre y mi espalda, en el lugar donde habita el vacío que creo que me llevará a la muerte.
De nada sirve decir adiós, si Ella no te oye.

Tarde

¿Qué significa llegar tarde?
¿Acaso alguien puede medir mi tiempo, de la forma en que yo lo hago?
El tiempo que se te escurre a ti entre los dedos, es distinto del mío, aunque lo compartamos.
Mi tiempo me dice que llego tarde, cuando no estoy donde debería... El problema, a menudo, es que no sé dónde debo estar... Bueno, lo sé, pero temo equivocarme.
Hace poco me llegó la hora. Caminaba a grandes zancadas frente a mí. Tenía tenis rojos y medias azules, una chaqueta verde y un blue jean desteñido.
Ella llegó y yo... estaba pensando en otra cosa.
El tiempo se va. Los árboles mueren. La gente yace bajo tierra y yo, aún espero que ese instante, sea mujer, sea fantasma o cualquier cosa, llegue antes de que pueda pensarlo.