El valle de los perros mudos 1
La primera luz se apagó el mediodía del miércoles. Todo se detuvo en ese momento. ¿Un eclipse? No, nadie había pronosticado que algo así pudiera pasar ese día.
El sol fue palideciendo poco a poco hasta que los relojes de la ciudad marcaron las doce, en ese momento, justo como lo hacen las bombillas, brilló con su máxima intensidad y se apagó.
Las calles se abarrotaron de personas confundidas, que miraban el cielo con temor y aunque pronto, el sistema de alumbrado público cubrió las calles de luz artificial, el pánico se apoderó de todas las almas y la humanidad, por un momento, recordó, como si ya la hubiera vivido, lo que fue la noche más larga, la noche en que los perros mudos aprendieron a ladrar...
El sol fue palideciendo poco a poco hasta que los relojes de la ciudad marcaron las doce, en ese momento, justo como lo hacen las bombillas, brilló con su máxima intensidad y se apagó.
Las calles se abarrotaron de personas confundidas, que miraban el cielo con temor y aunque pronto, el sistema de alumbrado público cubrió las calles de luz artificial, el pánico se apoderó de todas las almas y la humanidad, por un momento, recordó, como si ya la hubiera vivido, lo que fue la noche más larga, la noche en que los perros mudos aprendieron a ladrar...
1 comentario:
Ya aguardo la segunda parte.
Da gusto leerte de nuevo.
Abrazo orgiástico.
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