No te preocupes. Es normal extraviarse. Yo también lo he hecho de cuando en cuando. Voy por ahí, siempre errante, como si mi vida dependiera de ello. Un día estoy aquí, suspirando en los parques, al otro, voy colgado del brazo de cualquiera que use un paraguas. ¿Lo ves? Yo simplemente cruzo puertas. No las abro, ni las cierro. La última vez crucé la puerta del refrigerador y terminé en una planicie cubierta de hojas rojas y pálidas que calentaron mis pies pero dejaron vacío mi corazón. Quizás por eso no tengo hogar ni tampoco nadie que me consuele. Soy un desposeído. Cada día me sorprende el sol en lugares diferentes, sin embargo, en cada uno de ellos voy con la misma y eterna sensación.
Una puerta se abre pero ya no queda nada en mis venas que me aliente a cruzarla...
Mi amor, yo me quedo contigo, aunque estés extraviada.
1 comentario:
Pues que buena onda...
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