No te preocupes.
Llora, si quieres hacerlo.
Tu vida se te va,
lentamente se te va,
como aquellas sombras que vimos huir
por las vías del tren.
Acércate a los rieles,
déjate caer en las estaciones
y en los vagones vacíos.
Escribe cartas y déjalas regadas por ahí,
deja que el tren se las lleve,
deja que se rompan en los rieles.
Llora, si quieres hacerlo,
pero no olvides que este viaje apenas comienza.
Caminando por las vías del tren,
es posible que regreses a aquella pequeña ciudad
que construiste en medio de las nubes.
Tu vida,
el tren,
no puedes detenerlos,
pero sí puedes soñar mientras esperas en la estación.
jueves, octubre 26, 2006
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