jueves, noviembre 02, 2006

Fue por amor

Cuando desperté, ella ya no estaba. Se había llevado todas sus pertenencias, incluyendo mi corazón, en la pequeña maleta roja que guardábamos debajo de la cama. Me vestí y salí corriendo a la estación del tren. Tenía la esperanza de encontrarla esperando a que abrieran el Metro, pero en lugar de ella, hallé una larga fila de hombres y mujeres que tenían un pequeño agujero en el pecho, justo como el mío. Los saludé, con una familiaridad extraña, y esperé. No había tenido de tiempo de fijarme en la oquedad de mi pecho. Era tan imperceptible, tan pequeña. Yo era un "descorazonado" más, esperando la llegada del tren, pero no me importaba.

-Fue por amor -dijo una joven.
-Sí, a mí también me dijo lo mismo -respondió un anciano robusto-. Fue por amor.

El sonido del tren nos recordó por qué razón estábamos ahí. Nos quedamos en silencio y empezamos a comprender. Durante la noche, nos habían robado el corazón. Nos lo arrebataron. Que hayamos coincidido en el tren, fue una casualidad; que a todos nos hubieran abandonado la misma noche, fue algo que nadie quiso ni pudo explicar.

Cuando los primeros pasajeros se subieron a los vagones, decidí regresar a mi casa. Supongo que los demás hicieron lo mismo. Si podíamos vivir con el pecho vacío, qué sentido tenía buscar explicaciones, además, todo había sido por "amor".

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