La última noche
Dime que no sientes miedo, por favor, que hoy vas a estar tranquila, que no vas a pensar, que vas a cerrar los ojos y no vas a ver más allá de nosotros dos, tú y yo, nada más, no hay por qué tener miedo, no podemos estar juntos, lo sé, tú no estás segura de lo que sientes y yo estoy seguro de que no siento nada, sin embargo, créeme, no hay nada de qué preocuparse, ya se encienden las primeras luces de esta noche en todas partes, lejos, muy lejos de nosotros dos, si me preguntas por qué la luna es hermosa no tendré más remedio que decirte la verdad, mi verdad, la luna es hermosa porque está lejos, porque jamás podremos alcanzarla, porque jamás nadie será su dueño, así como te quiero yo, lejos de mí y de todos, especialmente, lejos de mí, pero no hoy, hoy no, esta noche jugamos a ser dos novios "normales", me sienta bien llevarte del brazo a esta hora, por esta calle por la que siempre anduve solo, te quiero, pero no puedo decírtelo, porque si de algo tengo miedo es de amarrar palabras sin sentido, palabras que quizá, algún día, le diré a otra persona con el mismo tono, en las mismas circunstancias, como si no te hubiera amado a ti, como si siempre hubiera amado a una sola mujer, que siempre es la misma pero que cambia de cuerpo, de nombre, de voz, y que no me pertenece tampoco, y la verdad, te confieso, soy yo el que tiene miedo, y no debería porque en realidad creo no sentir nada, pero siento miedo, simplemente, de que se acabe esta calle y tú te vayas en la siguiente esquina, dejándome sólo un beso y la certeza del adiós...