lunes, julio 28, 2008

En blanco y negro

Vi lunas negras danzando sobre ti. Una de ellas, un tanto inquieta, cruzó por tus labios y se perdió debajo de tu falda. Lentamente, vimos crecer una luna llena en tu vientre. Anochecieron tus ojos y mi cuerpo ya no fue tan breve. Ya no era un cuerpo de niño improvisando el amor debajo de las sábanas. Y fue triste, triste como sólo puede ser el sabor de la sangre, en la vida, en la orilla, justo cuando comprendes que hay que acercarse a la muerte para aferrarse al amor. Y vi lunas negras, y tu viste lunas blancas, y juntos las vimos morir entre lágrimas confundidas, de esa vida que no es más tu vida y que te sonríe, y te espera todos los días, preguntando por mí...

Otra vez, azar...

Luces... Incluso en esta orilla. Luces como sombras, luces como espigas. Luces que hacen fila cada fin de mes en los bancos. Luces sobre ti, sobre los besos que dejamos, yo, los besos que dejé dentro tuyo... Luces muertas. Luces de ayer.

lunes, julio 07, 2008

¿Qué le voy a decir si se va?

Necesito acabar con este día, pasar de hoy, terminar, concluir, despertar, salir, germinar, incluso morir si hace falta, amar si es indispensable para esa vida que me espera en tu ausencia, para esa lluvia que soy cuando te mueres, cuando te vas desnuda por esa puerta que alguna vez soñé muro, soñé frontera, hiriéndola sólo con el bramar de un río, porque esta abulia mortal no me alcanza ya para mares ni lunas amantes, tal vez para algunas estrellas que sean tan hermosas como vos en esta agonía de decirte adiós, contra mi voluntad, por falta de ella, aunque diga amarte, esperando inútilmente por esos milagros que podrían crecer entre mis dedos, crecer como crecías vos entre mis brazos.

martes, julio 01, 2008

Esa vida tuya en la que no estoy...

Sé de la vida después de los dos porque ella me lo cuenta todo. De tus amaneceres escribiendo cartas y las llamadas que recibes a media noche cuando te sientes finalmente sola, libre de mi recuerdo.

Es extraño que pueda saber cómo es tu vida sin mí con tanta precisión. Conozco hasta los más pequeños detalles, aquellos breves silencios en los que todavía parece flotar el recuerdo de mis besos...

No te imaginas lo vacío que es esto, esperar noticias tuyas todos los fines de semana para asegurarme de que todavía estoy ahí, todavía en tu memoria pero ya nunca en tu corazón.

Qué tontería eso de amarte en soledad, eso de soñar que algún día tal vez nos encontremos frente a frente y nos baste con mirarnos a los ojos para vivir el presente como si fuera el pasado, como si tu piel aún buscara la mía, como si todavía pudiéramos caer en el dulce abismo donde arde nuestra fe, la tierna e infantil esperanza de ser uno, un único y extraño amasijo de sombras y sudor.

Pero ahí está ella, y tiene tus ojos, y tiene tristeza en su voz, y se parece tanto a mi mamá, aunque tenga las manos de tu padre y el andar decidido de mi hermana, y es tan ella, tan mía, tan nuestra...

Sé de la vida después de los dos porque ella me lo cuenta todo, sin saber, sin sospechar siquiera que es por ella que todo esto tiene sentido, esta tontería de amarte y no buscarte, de retenerte en mi vida y herirte, y matarte a golpes de soledad, mientras ella, mi niña, mi dulce niña que tiene tanto de vos, tanto de mí, va creciendo con la certidumbre de un amor que alguna vez fue milagro y hoy no es más que cenizas... porque así es la vida, simplemente así.