sábado, noviembre 08, 2008

Siempre cae bien escribir de nuevo, incluso si es martes y hace frío, incluso si es noviembre y me empiezan a asustar las luces del año nuevo.

Así soy yo, un suave ser de invierno, a veces tan frágil que me asusta dejar caer la almohada, como quien deja abierta la llave de la regadera y abiertas las ventanas.

Me da miedo que la vida fluya.

Por eso creo que las despedidas deberían anunciarse con bocas de ceniza, labios grisáceos que mueran lentos y vacíos, como una flor.

Así entrego mi corazón a vos, sin la inútil esperanza de los que piensan, sin el miedo corrosivo de los que esperan, porque esto no es amor, porque este ser que soy no tiene son de muerte, porque trato de escribir, de dejarme ir, desaparecer frente a vos, llenando de lluvia tus nubes de algodón, dándote alas, dándote fe, dándote incluso aquello que he perdido, lo que ocultan mis ojos, lo que sos.

Pero dejaste abierta la ventana, y fluyen nuestros sueños por la cuadra, colándose por las rendijas, ahogando a nuestros vecinos en la visión fútil de nuestra casa de cristal, esa pequeña casa que son las cartas que nos escribimos cuando el amor era aún eterno, cuando era promesa, cuando yo me dejaba fluir entre tus deseos más profundos, como una libertad con las alas quemadas, un suave ser de invierno que sonríe en el sofá.

1 comentario:

Juan Camilo dijo...

Willi, me disculpa si solo le escribo en estas circunstancias. Es descarado de mi parte. Pero no sé que hacer y por eso quiero hacerlo todo. Todo por una Argentina. Es prematuro todo esto. Sé willi que parezco loco. Pero es que la locura es prematura y esto que siento es tan prematuro que no quiero que se me acabe sin sentir una perdida. Porque por ahora las perdidas no me han dolido como deberían dolerme. Siempre resulta otra mujer. Entonces debería quedarme y esperar otra. Lo he pensado. En serio, lo he pensado. No sabes cuanto. Pero si de pronto, de la nada, aparece una mujer que escribe mejor que vos y te toca en el fondo, en lo que desconoces, en lo que ya no sabes que hacer, uno pierde el control. Y te lo confieso Willi porque somos fatalistas y la idea del amor nos es un interrogante, pero si ese interrogante empieza a definirte, es una cobardía huir.
Espero su ayuda