Final...
Estaba convencido de que nunca llegaría este momento.
No soy muy bueno para esto de las despedidas.
A menudo, cuando siento que una ausencia se acerca de forma inevitable, corro a esconderme bajo cualquier escalera con las piernas cruzadas sobre mi pecho, tan cerca y tan fuerte que puedo sentir los latidos de mi corazón en las rodillas.
No siento lo que pienso, ni pienso lo que siento, aunque a veces quisiera, e incluso lo finja.
Estoy en esa breve línea que separa a los soñadores de los muertos, tratando de negar lo que realmente somos: si un alma que sueña o una que sólo vive para distraer a la muerte.
Éste es el final de Tomoa, el final de lo que era yo cuando comencé a escribir esta historia el 6 de enero de 2005, pensando en "ella" y en ese pedacito de sueño que no supe cómo conservar.
Atrás quedaron los días de fiebre, de ensoñación violenta, con sangre en los cristales y perros que enmudecían de placer, aullándole a la luna como si fuera eterna, cuando lo único eterno aquí es la convicción de pasado, las huellas sobre la arena, la ropa secándose en las ventanas.
Me voy porque me duelen las palabras que aún llevo entre los huesos, quizás esperando todavía el momento oportuno para bullir a borbotones, para reventarse en versos, para desgarrarse en prosa.
A todos muchas gracias por la compañía. Les dejo mis historias, las voces de todos los que colaboraron en esta importante etapa de mi vida.
Por ahora, mientras defino qué hacer, me pueden seguir leyendo en holbin.tumblr.com
Hasta pronto!