Esta noche vine a verte
Deja que se queme mi voz en el silencio de ti, prometo que ésta será la última vez, a partir de ahora ya no habrá más sombras de ella entre nosotros, no habrá más ausencias incómodas, ni laberintos, ni muertes nocturnas en ríos metafísicos.
Mañana despertaré aún con los labios húmedos, deseando que ilumine el cielo una luna escarlata, una luna de sangre que tenga tu olor.
Y ése será quizás mi deseo más ingenuo, porque a estas alturas sé muy bien que no hay amor que sobreviva a la inocencia de vivir entre sueños, transitando por senderos oscuros donde la luz fluye como el agua, aunque sólo yo pueda verla.
Déjame soñarte, por favor, necesito despertar en la tibia muerte de tus brazos, necesito amarte y quedarme vacío cada amanecer, hasta que se me acabe la esperanza o me canse de ti.