¿Me prestas tus ojos?
Anda, no seas mala, préstame tus ojos. Los míos ya no sirven, no pueden distinguir el día de la noche ni tampoco saben medir las distancias. Están ciegos de amor.
Por favor, es sólo por un instante. Quiero verte antes de que te marchites. Quiero aprender a extrañarte.
Préstame tus ojos para que pueda despertar. Te lo pido en voz baja o alta, de rodillas o de pie, con lágrimas o besos.
Lo único que quiero es ser un sonámbulo de ojos abiertos que sonría como sólo lo hacen aquellos que han comprendido el valor de un sueño.
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