Debajo de mi cama
Papá, tengo miedo. Anita me dijo que hay alguien viviendo debajo de mi cama. Cuando apago la luz, él sale y se asoma en el balcón. Anoche lo escuché conversar con alguien más. No pude entender lo que decían. Vi la sombra de su dedo índice señalando el borde de la cama y después la puerta se estremeció. Alguien estaba intentando abrirla por la fuerza. Me asusté mucho papá. Me escondí debajo de las cobijas y pude sentir cómo los dos me buscaban con la punta de sus dedos. Entonces, se hizo un enorme agujero en el colchón y me escondí en él hasta el amanecer. Según Anita, a esa hora ellos se convierten en algo parecido a las sombras. La verdad, no sé qué quiso decir con eso, pero es cierto. Me asomé debajo de la cama y allí estaban los dos, aplastados en la alfombra, estirados y difusos, como las hojuelas que mi mamá nos hace en diciembre. Para que no se vieran tan tristes, cogí unos lápices de colores y les dibujé una sonrisa y un corazón. A mi profesora siempre le ha gustado cuando hago eso en mis cuadernos. Sin embargo, papá, aún tengo miedo. ¿Puedo dormir con ustedes? Sólo por esta noche. Prometo no hacer ruido. Prometo no soñar...
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