Mi baúl
Te voy a llevar a ese rincón, allí, donde sólo hay polvo y humedad, pero no olvido, para guardar en ti los poemas que nunca voy a escribir pero que se irán acumulando, uno sobre el otro, hasta que tenga que regresar por ti y dejarte debajo de mi escritorio, allí, donde suelo apoyar mis pies antes de salir de viaje.
Y entonces guardarás los días, los meses y los años de todas mis ausencias y dejarás que el tiempo fluya a través de tus paredes de madera y barro para que él escriba también sobre los poemas que nunca escribí, porque nunca tuve a quién dedicárselos.
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