Trilogía de la desesperanza 3
Hubo un tiempo en el que jugué a ser feliz. Sonreía todo el tiempo y sin motivo. Caminaba con seguridad, casi altivo y elegante, y no medía mis pasos, ni tampoco la dirección en qué me estaban llevando.
Me gustaba subir a lo alto del cerro, solo, en mi bicicleta gris, para sentarme a mirar las nubes cuando moría el sol.
Escribía con más optimismo y dormía tranquilo, intercalando sueños que se marchitaron sin dejar rastro.
No había dolor, ni rabia, ni tristeza...
Pero tampoco estabas tú.
Hubo un tiempo en el que jugué a ser feliz.
Ahora sé que aquella fue una temporada muerta.
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