Azar 17
Cuando era niño yo era el dueño del viento. Mi voluntad era la suya. Podía volar cuando quisiera, levantar las hojas del camino, separar las nubes. Durante mi "reinado" los árboles enmudecían, la ciudad era un pueblo y aún se percibía su perfume...
Pero llegó el tiempo. Una ceniza en mi frente, pulmones llenos de humo, mi cuerpo envejecido en el espejo.
Aunque ya no tengo control sobre él, el aire frío que sube desde el fondo del valle todavía rodea mis párpados vacíos.
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