Corazón
Toma una hoja de papel. No importa su color ni su tamaño. Escribe en ella lo que quieras. Una carta si así lo prefieres. Tienes que hacerlo a lápiz. Conociéndote, utilizarás un carboncillo, pero igual sirve. Borra todo lo que has hecho y vuelve a comenzar. Bórralo todo otra vez y hazlo de nuevo. No hay necesidad de que lo hagas con fuerza, con que desaparezcan las líneas es suficiente. Ahora mira la hoja a contraluz. Ves los trazos, pero ya no puedes reunirlos. Las letras se confunden. Están ahí, unas sobre otras. Recuerda muy bien esa hoja, porque así también es mi corazón.
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