Duerme conmigo...
Es curioso que la única forma que se me ocurre en este momento para decirte lo mucho que te quiero sea recostarme a tu lado, reposar mi cabeza en tu vientre y dejarme caer en un sueño ligero sobre ti.
Con lo fácil que sería simplemente decir te quiero sin necesidad de improvisar demasiado, cruzando versos para traerte a mi lado, susurrándote, deshaciéndome en tu calor de mujer adulta...
Esta noche soy gota de lluvia que se desliza por tus muslos, agua viva que cae sobre ti, que fluye, dejándose ir por tu silencio, dejándose perder dentro de ti, como a veces se pierde el amor en el breve espacio de un beso, un beso oscuro, un beso que nos sabe a despedida aunque se repita siempre, como si la ausencia fuera un licor que se nos prende de los labios.
Dime lo que sientes para quedarme contigo, sin importar si soy yo o ese fantasma de escritor que a veces pretendo ser, cuando no tenemos más remedio que despertarnos con las sombras confundidas, cambiando la soledad por sudor y fragancia oscura.
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