Bajo la piel (última parte)
-¿Cómo? No, nosotros no nos vamos. Usted sabe como son los niños, siempre andan inventando historias, a lo mejor la profesora lo escuchó de uno de ellos y pensó que era cierto.
-Y entonces, ¿por qué no fue Anita a estudiar?
-Lo que pasa es que este fin de semana se puso a jugar en el parque en pleno aguacero y se resfrió. De hecho, estas pastillas son para ella.
La madre sonrió. “Pobre Juan, tengo que ir a contárselo”.
Una hora después entró a la casa y descargó los paquetes en la cocina. Llamó a Juan, pero nadie le respondió. En ese momento sintió los pasos de Anita mientras bajaba las escaleras. Era tanta la frialdad que emanaba de sus ojos de niña, que la madre no pudo hacer otra cosa que dejarla ir en silencio. “¡Debajo de la piel!” Corrió al segundo piso y sintió un viento helado que entraba por la ventana del corredor. “Juan, ¡qué hiciste!” El amor y un cuchillo la estaban esperando detrás de la puerta.
1 comentario:
Me has dejado helada como el acero de ese cuchillo. Echaré de menos estas entregas de Bajo la piel, y más aún a Juan y Anita.
Besos orgiásticos.
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