No sé hasta qué punto pueda resultarle de algún interés a usted, humilde lector, esta misiva que, como comprobará más adelante, se lo aseguro, no lleva a ningún lugar.
Soy un estudiante de periodismo en la que quizás sea la Universidad más reconocida del departamento de Antioquia. Sobra decir cuál es. Eso espero.
Estoy a punto de finalizar mis estudios y es natural que sienta miedo.
No sé por qué me hice periodista y no ingeniero, por qué intento ser escritor aunque nadie me lea.
No lo sé. Soy más terco que una mula.
Durante un año y dos meses he intentando llevar este blog, no de forma constante, pero al menos sí de forma permanente, para que alguien, allí, en el espacio vacío, último refugio de los soñadores, viniera a él y me regalara el recuerdo de sus huellas. Pero no lo logré.
Quizás he pecado de ser un joven egoísta y malhumorado, que cuelga "post" sin orden ni sentido.
Yo sé que no escribo bien. Me falta mucho para llegar a crear algo medianamente perdurable.
Si usted se tomara la molestia de leer algunos de mis escritos anteriores se daría cuenta que todos mis temas se han vuelto "tópicos", aburridos y predecibles. Se me agotó la imaginación. Quizás nunca la tuve. El entusiasmo no sustituye al talento.
Pero, a pesar de todo, no dejaré de escribir. Aunque usted no regrese, aunque no me deje alguna señal que me indique su presencia en este lugar.
Seguiré escribiendo aunque lo haga mal.
Lo haré. No seré un escritor, pero sí puedo ser un desocupado que escribe.
Seguiré intentándolo, siempre en silencio y soledad, como debe ser.
No hay voces alrededor de mí
Sólo estoy yo
Pensando en voz baja.
Gracias por leer esto. Sé que no tiene sentido. Perdóneme. Es mi "vicio". Hasta que regrese. No espero que lo haga.