jueves, marzo 30, 2006

Certeza

No quieres olvidarte de mí
Yo sé que no
Todavía no

Aún soy
Dentro de ti
Soy

La luna ya no brilla
Han muerto las olas
Y el sol

No hay lluvia

Un cielo vacío
Cuelga de tu cabeza

Estrellas muertas
Que brillan aún

Dentro de ti
Soy

Una promesa y un recuerdo

domingo, marzo 26, 2006

Para variar

No pude evitarlo, lo encontré y quise compartirlo. Es un regalo para cualquiera que esté dispuesto a recibirlo.

Despedida

Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
No habrá sino recuerdos.
Oh, tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino,
firmamento que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol,
entristecerá tu ausencia otras tardes.

Jorge Luis Borges

jueves, marzo 23, 2006

Huellas

El tiempo será el camino,
tu corazón, la ruta.
Si sonríes, veré el horizonte.
Si lloras, regresaré a tu sombra.

Azar 17

Cuando era niño yo era el dueño del viento. Mi voluntad era la suya. Podía volar cuando quisiera, levantar las hojas del camino, separar las nubes. Durante mi "reinado" los árboles enmudecían, la ciudad era un pueblo y aún se percibía su perfume...
Pero llegó el tiempo. Una ceniza en mi frente, pulmones llenos de humo, mi cuerpo envejecido en el espejo.
Aunque ya no tengo control sobre él, el aire frío que sube desde el fondo del valle todavía rodea mis párpados vacíos.

miércoles, marzo 22, 2006

Hoja - Memoria

No recuerdo en imágenes sino en palabras escritas, por eso, estás en mi memoria en el silencio que trae cada coma.

Corazón

Toma una hoja de papel. No importa su color ni su tamaño. Escribe en ella lo que quieras. Una carta si así lo prefieres. Tienes que hacerlo a lápiz. Conociéndote, utilizarás un carboncillo, pero igual sirve. Borra todo lo que has hecho y vuelve a comenzar. Bórralo todo otra vez y hazlo de nuevo. No hay necesidad de que lo hagas con fuerza, con que desaparezcan las líneas es suficiente. Ahora mira la hoja a contraluz. Ves los trazos, pero ya no puedes reunirlos. Las letras se confunden. Están ahí, unas sobre otras. Recuerda muy bien esa hoja, porque así también es mi corazón.

martes, marzo 14, 2006

Azar 16

Siempre está lloviendo. Aquí o en otro lugar siempre llueve. Una lluvia menuda y tibia que cae en silencio. En uno o dos días ya no podrás oírla. La harás parte de ti y no tendrás que huir de ella. Podrás empaparte sin preocupaciones. Sentir cómo las gotas oprimen tu pecho y tu frente, suavemente, como si te dieran "palmaditas" para mantenerte despierta, para procurar que tus ojos negros sigan abiertos.
No te asustes. Tu piel se volverá pálida, pero no te enfermarás. Una vez que te acostumbres a la ausencia del sol, comprenderás que hay otras luces que pueden dar más calor.
Ya quisiera verte a mitad de la noche sentada junto a la chimenea, intentando secar tu piel, iluminarla antes de que deje de pertenecerte.
Un nuevo diluvio nos consume, pero esta vez, el final nos encontrará despiertos.

lunes, marzo 13, 2006

Alguien...

¿Hay alguien ahí?

¿Alguien que quiera escucharme o verme sonreír?

No tengo mucho que decir, no soy locuaz ni tengo la capacidad de persuadir a nadie. No soy del tipo de persona al que le puedas pedir consejos, porque no sé nada de la vida más allá de la ventana de mi habitación.

Siempre estoy de afán, huyendo de la vida, del dolor.

Si nadie me ve, ni me acaricia, aunque sea por accidente, ¿cómo estar seguro de que existo?

Para el lector

No sé hasta qué punto pueda resultarle de algún interés a usted, humilde lector, esta misiva que, como comprobará más adelante, se lo aseguro, no lleva a ningún lugar.

Soy un estudiante de periodismo en la que quizás sea la Universidad más reconocida del departamento de Antioquia. Sobra decir cuál es. Eso espero.

Estoy a punto de finalizar mis estudios y es natural que sienta miedo.

No sé por qué me hice periodista y no ingeniero, por qué intento ser escritor aunque nadie me lea.

No lo sé. Soy más terco que una mula.

Durante un año y dos meses he intentando llevar este blog, no de forma constante, pero al menos sí de forma permanente, para que alguien, allí, en el espacio vacío, último refugio de los soñadores, viniera a él y me regalara el recuerdo de sus huellas. Pero no lo logré.

Quizás he pecado de ser un joven egoísta y malhumorado, que cuelga "post" sin orden ni sentido.

Yo sé que no escribo bien. Me falta mucho para llegar a crear algo medianamente perdurable.

Si usted se tomara la molestia de leer algunos de mis escritos anteriores se daría cuenta que todos mis temas se han vuelto "tópicos", aburridos y predecibles. Se me agotó la imaginación. Quizás nunca la tuve. El entusiasmo no sustituye al talento.

Pero, a pesar de todo, no dejaré de escribir. Aunque usted no regrese, aunque no me deje alguna señal que me indique su presencia en este lugar.

Seguiré escribiendo aunque lo haga mal.

Lo haré. No seré un escritor, pero sí puedo ser un desocupado que escribe.

Seguiré intentándolo, siempre en silencio y soledad, como debe ser.

No hay voces alrededor de mí
Sólo estoy yo
Pensando en voz baja.

Gracias por leer esto. Sé que no tiene sentido. Perdóneme. Es mi "vicio". Hasta que regrese. No espero que lo haga.

Dos

Respiras mi silencio,
pero no lo compartes.

Ahora,
vaga en las nubes,
un alma sin dueño.

El alba

He visto las horas. Tienen la forma de un pétalo, pero son opacas como el metal sin pulir. Cada una de ellas tiene un nombre y una vida propia. Lo presiento. Ellas nos viven pero no mueren con nosotros. Están en mí y en ti y en ninguno.

He visto las horas. Las he visto y me he robado una de ellas. La llevo clavada en la palma de mi mano. La alimento con mi sangre todos los días, que ahora están incompletos.

Sé que ella me va a matar. Hará que mi corazón deje de latir, consumirá su tiempo. Sólo espero que para ese entonces, no sea capaz de pensar, sólo de sentir.

Moriré en ella y con ella, y seremos uno solo en el alba, cuando duermes desnuda sobre la hojarasca que dejó el otoño.

Adán

He cambiado el color de las hojas. ¿Lo ves? Desde aquí son más verdes, mientras que allá, detrás de ese hombre que está escribiendo, son más azules; pero ya no son hojas. Pónles un nombre y serás su dueña, pero sólo házlo con ellas. Olvídate del escritor y sus cartas. No son para ti.
Cambié el color de las hojas para que dejaran de serlo, pero no puedo hacer que mi corazón deje de tener sed de sangre. Seguiré deseando la muerte del otro, del hombre que te sueña y seduce con poemas escritos en servilletas.
Quizás pueda cambiar su nombre para que deje de ser un escritor y se convierta en un loco. Un hombre que se cree hombre y que juega a ser licántropo cada vez que llega la luna negra. Y si aún así te atrae más que yo, le cambiaré su nombre hasta que ya no puedas reconocerlo y no sea más que un egoísta celoso del puente que hemos creado entre nosotros. Y seré yo, sólo yo y las hojas azules que no son hojas, pero primero tengo que organizar lo que he escrito en estas servilletas.