lunes, diciembre 18, 2006

Yo

Ya no me asusta mirar al vacío; tampoco me tranquiliza, pero al menos ya no es algo de lo que huya como un niño. Quién sabe, quizás algún día el viento me dé el empujón que necesite y caiga a la más profunda sima. Eso sería más fácil que ver a todas las personas que quiero convertirse en extraños. Soy un joven caprichoso. Hoy, por ejemplo, me gustaría que el viento no diera giros tan rápidos. Atrapado por el vértigo, la vida y la muerte irían perdiendo sentido. A veces, lo confieso, siento miedo de convertirme en un escéptico, de que tal vez el alma se me pierda en un descuido y ya no pueda llorar, ni siquiera fingir que lloro. Todas las cosas tienen movimiento pero pocas en realidad están vivas. Incluso a mí, la luna me muestra de vez en cuando los hilos que me convierten en una marioneta, una marioneta con ojos de vidrio. Alguien habla y vive por mí; lo hace tan bien que hasta mis convicciones parecen frágiles. Si no hubiera tenido la precaución de escribir mis sueños seguramente estaría colgado de un perchero, saludando a la gente detrás de un escritorio como aquellos hombres que sólo han visto al sol en fotografías. Ah, qué cálido sería el mundo si estuviera a blanco y negro, si no hubieran ventanas en las casas y estuviera prohibido enloquecer de amor. Al final de cuentas, es como si todos quisieran huir del dolor y ver arcoiris que broten de los edificios de oficinas. Por eso, lo repito, ya no me asusta mirar al vacío, así que no estés triste por mí, soy un loco más, alguien que prefiere amarte y no pensar.

2 comentarios:

David Yazo dijo...

Hermoso lo de ver la vida a blanco y negro. Es mejor que verla como los entes, bultos, carnes desde el optimismo.

Yo escribí algo similar en www.notenemosafasia.blogspot.com (post: Sonreí).

David Yazo

Anónimo dijo...

Hola Willy!!!

Como siempre hermoso tu escrito....Un abrazote...saludes a Juan y a Martín....Bye Bye