Tu inocencia...
Tus ojos están llenos de mí, tan llenos de mí que podrían rebosarse e inundarnos a los dos, a los dos en esa imagen de aquellos cuerpos que están por fuera de nosotros ahora que estamos juntos dentro de ti, vos y yo, sumergidos en tu fragancia oscura.
Siéntela, aún caliente en mis labios, en mi piel. Siéntela. Siéntela ahora que soy tuyo, ahora que también soy parte de vos.
Tu inocencia sabe a maíz, a maíz y a jugo de naranja, tan dulce, tan agria…
Sé que te gusta su sabor, te gusta el sabor de tu inocencia en mi saliva.
Por eso me besas ahora más que antes, sedienta de la secreta pasión que la luna te roba una vez al mes y que ahora yo robo para ti, para que puedas sentirla y sentirte en mis besos.
Crece tu cuerpo de niña debajo de mí… y pienso en tu madre, tu madre a quien siempre le sobran tristezas, tu madre que piensa que soy tímido y que como periodista valgo poco.
Siento lástima por ella, por mí, por vos, ahora que todo está en silencio…
Otra vez nos quedamos los dos sin ti, nos duele tu inocencia que se va secando con la luz del sol.
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