miércoles, noviembre 14, 2007

Entre nos...

Tengo una melancolía terrible, tal vez amarga, tal vez dulce y hostigante, una melancolía cansada...

No te imaginas cuánto quisiera renunciar, dejar de ser yo por esta noche, ojalá por toda esta semana.

Ahí te quedas William, sentado en la acera, cansado de vos, cansado de extrañar amores ausentes, lejanos, amores ajenos, amores que nunca fueron tuyos y que insistes en retener con los puños cerrados.

Punto final. Adiós. Todo cerrado.

Necesito un amor tan grande que pueda usar como una llave, un amor para dejarte atrás y seguir con vida al otro lado, de vos, de la línea, del espejo, de la ciudad, de tus lágrimas de plañidera y mis tristezas de cautiverio.

Quiero ser libre, pero es tan difícil como demostrarte que los ángeles no tienen alas, tan difícil como es ahora creer en tus besos, en tu mirada triste, en el hasta pronto que aun hoy nos sigue separando.

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