martes, septiembre 06, 2005

Carta, memoria y caos

El valle de los perros mudos, azul al alba.

Querida mujer:

No quiero que esta carta la leas estando sola porque podrías pensar que la estás inspirando cuando en realidad sólo la estás haciendo posible. No te enojes. Es sólo que quiero tener la certeza de que cuando la leas, aunque sea con él, vas a contener el temblor de tus ojos, tus labios y tus manos que quieren evocar mi figura encorvada. Ya me conoces. Quiero ponerte a prueba, quiero mover tu mente:

Ven a visitar mi pequeña ciudad, mi pequeño valle al lado del mar. Quise hacer un faro para que te iluminara durante el viaje, pero no encontré la luz suficiente en mis palabras. De cualquier forma, no hace falta. Ya conoces el camino.
Sigue habiendo un solo puerto. No hay necesidad de más. Mi ciudad sólo espera a una persona, día y noche, noche y día, aunque las dos sean la misma cosa, así como la vida, el sueño y la muerte.
Antes de que lo preguntes, sí, las casas siguen estando vacías. Lo siento. Quise que mi ciudad no pareciera abandonada, pero olvidé cómo desdoblarme en otros llantos y sonrisas. Además, creo que fue mejor así. Después de todo, las puertas y las ventanas fueron pensadas para que devolvieran nuestra voz, así como la luna devuelve el sonido de las olas.

Ven esta noche,
la siguiente,
la que sea,
pero ven.
Necesito respirar tu silencio.

Cuando esta carta muera en tus dedos, sabré que yo, que también soy él, la escribí para escucharla en tus ojos cuando ya no queramos abrirlos.

Atentamente,

El hombre que cuida el jardín.

P.D. La locura, a pesar de la noche, tiene más lógica que las letras que cayeron sobre esta carta. Te extraño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque no pueda rodear, ladear...
Registro ete momento...
"Entre o vai e vém do mar..."
Kakau