Azar
En un gran país, en una pequeña ciudad, en una oscura calle vive Sofía.
Todos los días, quizás desde que los perros comenzaron a ladrar, la joven se sienta al lado de su ventana y mira el horizonte cubierto de montañas y edificios que cada vez son más altos.
"Allí está la joven", dicen algunos.
"Todavía sigue esperando", comentan otros.
Nadie sabe porque Sofía se sienta todos los días frente a su ventana, en una oscura calle, en una pequeña ciudad, en un gran país.
La gente no ha aprendido a reconocer a los fantasmas.
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