sábado, enero 20, 2007

Tu silencio...

No me sirve tu silencio. No, no estoy siendo cruel, de verdad no me sirve. No le encuentro ningún uso. ¿Acaso puedo limpiar con él las ventanas de mi casa o regar nuestras flores? ¿Será que tu silencio dará abrigo a mi alma o se convertirá en un par de alas que me lleven más cerca del sol cuando tú te vayas con la luna?...

No, no me sirve de nada tu silencio y, sin embargo, en él están tus ojos, tus piernas, tus brazos, tus manos y tus valles... Tu silencio es igual a ti, tiene tu perfume y tu calor. Quizás la verdad, aunque no quiera admitirlo, es que amo a tu silencio más que a ti así como tú amas imaginarme triste detrás de tu puerta.

¿Te das cuenta? ¿Ahora entiendes por qué siempre me ves llorando?

Cuando creí amarte, me di cuenta de que en realidad sólo amaba el espacio en que no estás y, por eso, nunca pude tenerte, ni siquiera cuando fingí besarte.

Para Alejandra...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus líneas me llevaron donde Alejandra. Escribiste el opuesto y, al mismo tiempo (si bien se lee), el complemento de un poema suyo al que siempre vuelvo:

"Las palabras no hacen el amor
hacen la ausencia.
Si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?"

Anónimo dijo...

Apenas leo la destinataria de "Tu silencio..." Mero detalle de palabras, pero atractivo al pensar en el comentario anterior que te escribí.

Juan P. Sánchez dijo...

Y yo que pensé que lo decías precisamente por la destinataria... Como Alejandra yo también tengo:

Miedo de ser dos
camino del espejo:
Alguien en mí dormido
me come y me bebe.

Supongo que vos lo sabés mejor que yo.

Por cierto, no creas que no se ha vuelto a escribir nada en este valle. Hace poco Martín publicó otra de sus disertaciones. Tiene fecha del 10 de enero.

Al parecer, últimamente todo lo hacemos en desorden.