lunes, junio 06, 2005

Encarcelado

Antes de empezar, me gustaría decir que no soy escritor, sólo soy un desocupado que se dedica a escribir líneas sin sentido. Cada palabra, cada párrafo, cada idea, no es original, no es mía. De hecho, no sé de dónde provienen todos mis pensamientos, si he de ser sincero, todo lo que escribo es por simple inercia.

No te engañes, no me estoy disculpando, no tengo motivos para hacerlo, lo único que quiero decir es que en alguno de los cuentos que escribí, algo pasó, algo se salió de control.

Quise escribir una autobiografía, hablar sobre mis fracasos y mis triunfos. Recreé mi vida en algunas cuantas palabras, me convertí en un personaje de una de mis historias, bueno, historias que no son mías, aunque sea yo el que las escriba.

Lo importante, en todo caso, es que quedé encerrado en esa maraña de metáforas y cursilerías sin sentido con las que quise adornar mi vida. Así es, querido lector, yo ya no existo, mi cuerpo se ha desvanecido, ahora sólo vivo en las historias que escribí en las noches cargadas de soledad.

¿No me crees? Por favor no seas injusto, de que forma podría probarte esta locura. Ni yo mismo lo entiendo. Lo único que sé es que te necesito para seguir con vida. Si nadie lee la basura que alcancé a escribir antes de desaparecer, entonces habré muerto para siempre. Cuando lees, me estás devolviendo la vida, de cierta forma, estás volviendo a escribirla.

No te vayas, comprendo que es una locura, a lo mejor estás pensando: Vaya tontería, a quién se le puede ocurrir semejante cosa, además, cómo haces para escribir este mensaje, si se supone que ya no existes. Pues, la verdad es que este mensaje no es mío tampoco. ¿Es que no entiendes que sólo existo en tu imaginación? Yo soy tú y tú eres yo, tú eres mi parte real y te estoy pidiendo que no me dejes morir, porque tú tampoco quieres morir y perderte en el olvido.

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