miércoles, octubre 04, 2006

Anochecer...

Si creyera en los augurios, seguramente, la poca fe que tengo la hubiera perdido hace mucho, mucho tiempo. No es fácil saber que nací durante un eclipse de sol. A veces me pregunto qué hubiera pasado si alguno de mis padres fuera supersticioso. Después de todo, llegué a este mundo justo cuando la luna se cruzaba con el sol, cubriendo al mundo de una noche corta e intensa que, curiosamente, también estuvo llena de lluvia. Definitivamente, los astrólogos no esperarían nada bueno de mí. Mejor para ellos. A veces el temor nos hace olvidar que cuando la luz está más próxima a apagarse, es justo cuando la imaginación puede volar más libre, porque la "realidad" no interfiere con aquello que sentimos, aquello que habita en nosotros y que nuestros ojos olvidan cada día, como si el ejercicio de mirar también fuera un ejercicio de mentir...

Hoy al despertar fui al espejo y no vi al hombre de ojos cansados que se lamentaba todos los días por haber fracasado en el amor. Salí de ti, por un momento, y encontré otra vez a ese niño que apilaba libros para poder asomarse en la ventana y ver la lluvia caer.

Soy un soñador... así de simple. Nací cuando se apagaron las luces del mundo. Soy libre. Otra vez, soy libre. La oscuridad no me asusta. El amor ya no me duele.

Estoy listo para volver a comenzar y desandar los senderos transitados hasta que se haga de noche y tú enciendas la luz de tu ventana, otra vez, la luz en tu ventana...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo pienso que hay que tratar de convivir con nuestros yos alternos..