Te haré llorar
¿Sabes? Algún día me gustaría conocer la nieve. Ver los copos caer. La ciudad cubierta de blanco. Blanco. Las vírgenes se casan de blanco. Ésa es la señal de su pureza. Pureza falsa. Pureza sin amor. Si la ciudad se viste de blanco…
Soy un tonto. Me imagino de pie en la vereda mientras la tormenta arrecia y se me enfrían las orejas. Como siempre, me tomas de las manos y me miras a los ojos. Tu mirada es tan bonita cuando estás triste. Te compadeces de mí y al hacerlo, también sientes compasión por ti. Si supieras lo hermosa que te ves cuando me miras así, como una viuda joven.
Me gustaría que pudieras verte a través de mis ojos y admirar tu belleza triste, mientras la nieve cae y yo sigo de pie, con las orejas frías, queriendo ser un punto negro en medio de una ciudad que parece ser pura.
Te haré llorar, lo sé. Ya veo tus lágrimas asomándose en tus mejillas. No puedo hacer nada. Estoy en la vereda viendo la nieve caer, ¿entiendes? La nieve en pleno trópico, una ciudad blanca y pura…
No sé por qué insisto en imaginar una costa a la que jamás llegaré. Pero tus ojos. En esa costa están tus ojos. Y yo, aún no sé por qué insisto en llegar.
Soy un tonto, lo sé, te haré llorar.
1 comentario:
Es sólo cosa de ir al Polo.
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